Total War Warhammer 3 viene a cerrar siete años de una trilogía obra de Creative Assembly, sí, pero aparte de incluir nuevas facciones e historias relacionadas con el Caos y modos de juego, como las batallas de supervivencia, continúa un legado de dinámicas y sistemas mecánicos que explotan el concepto de la estrategia en tiempo real y lo convierte en algo gigantescamente multitudinario y memorable.
La segunda entrega de la trilogía salió en 2017, y quizá necesites una buena guía de referencia si llevabas tiempo sin jugar o, simplemente, estás deseando iniciarte en este mundo de batallas fantásticas en tu PC. Vamos a hacer un estudio exhaustivo de los puntos más importantes que tener en cuenta para no fracasar estrepitosamente y caerte con todo el equipo una y otra vez —algo, por otra parte, demasiado frecuente en nuestra experiencia. Arenga a tus tropas y deja que el Caos te invada.
Guía de inicio para Total War Warhammer 3
Desarrollo y consolidación económica
- Construye infraestructuras de alto nivel y militares en la capital de cada provincia, que es el único asentamiento de una provincia que puede llegar al nivel 5. De esta forma, puedes acceder a todas las construcciones y sus mejoras. Por ello, deberías reservar el espacio de la capital para esos edificios.
- Mantén el orden público en tus territorios y no te conformes. Mientras no bajes a -100 no tendrás problemas, pero lo importante es llegar a 100 cuanto antes. Con esto, te costará muchísimo menos mantener el orden público en las provincias que controlas, evitando la corrupción.
- Ten mano dura con la corrupción. Puede que no llegues a 0 puntos nunca, pero es normal, porque eso es casi imposible por culpa del frecuente paso de héroes de otras facciones por tu territorio. Intenta bajar del 10% con héroes, tecnología, Señores legendarios y algunos edificios.
- Construye infraestructuras que reducen la corrupción —por lo menos una por provincia. Es muy buena idea hacerlo en las capitales, dada esa posibilidad de llegar a mayores niveles de progreso.
- Captura provincias enteras para evitar que las luchas internas hagan tambalearse la integridad del orden público —lógicamente— e, incluso, promulgar decretos para otorgarle grandes bonificaciones a la zona.
- Consolida tu economía construyendo los edificios apropiados en otros asentamientos. Esto es: aquellos que mejoran tu hacienda, el orden público, fomentan el crecimiento o te permiten producir bienes de interés para otras facciones.
- Vigila los asentamientos fronterizos, especialmente si lindan con países hostiles. En ese caso, es prioritario que dediques tus recursos a construir edificios defensivos, como muros de segundo nivel que solo se pueden derribar con armas de asedio. Es una primera línea de defensa muy efectiva, vaya.
Tambores de guerra (y cuándo no tocarlos)
- No entres en guerra con ninguna facción si antes no tienes bien organizado tu país. Es decir, hasta que no hayas limpiado tus provincias de corrupción y conflictos internos, no busques problemas fuera de casa.
- Evita los conflictos con más de una facción a la vez, anda. Da igual cuántas provincias controles; si no puedes defenderlas todas, dan igual las dimensiones de tu territorio. Lo relevante es el tamaño de tu ejército, y eso es algo muy costoso de mantener y, sobre todo, reforzar.
- Si te toca luchar contra más de una facción, trata de concentrar las hostilidades en un mismo frente. Por ejemplo, si declaras la guerra a una facción que tiene un aliado, estudia bien por dónde pueden venir los enfrentamientos. No es inteligente abrirse conflictos bélicos que le hagan sándwich a tu territorio.
- Sin dinero, no hay guerra. Ya te lo comentábamos más arriba, pero si tus recursos son limitados e inicias hostilidades con otro país, tienes el peligro de irte a la bancarrota a la mínima que tires del oro de más.
- Ataca con la victoria en mente. Es decir, que si no tienes claro que vayas a poder capturar un asentamiento para continuar con la provincia entera, no inicies hostilidades. Los conflictos hacen sangrar tu economía, y hay mejores usos para tus riquezas que ganarse enemigos que te incordiarán a la larga.
- Mide a tus enemigos. Si son iguales o más grandes que tú, quizá no pierdas esa guerra, pero como dependerás de toda tu potencia militar para salir victorioso/a, tu país quedará expuesto a posibles ataques de facciones terceras, que verán tus territorios como dulces curiosos cubiertos de caramelo.
Ejército y maniobras militares
- En las batallas, elige bien las unidades que usas: si llevas únicamente tus unidades más poderosas, tu enemigo contraatacará con otras que incidan en sus puntos débiles (como el clásico caballeros/lanceros); no lleves más de un 25% de unidades de proyectiles, porque a excepción de las de los Enanos, son débiles en combate cuerpo a cuerpo y en cuanto se queden sin munición, serán cadáveres en potencia; ocurre lo mismo con la artillería, para la que existe también el peligro de que su fuego sea amigo cuando el ejército oponente se acerque demasiado al tuyo.
- Cuida de tu Señor legendario para mantener el liderazgo intacto. Independientemente de su valía en combate, se trata de una única unidad, y por ello es fácil que el enemigo centre sus ataques en ella para descabezar a tu ejército y reducir sus bonificaciones de moral. No te olvides de tus magos, que solo resultan útiles a distancia. Hasta las unidades más simples pueden dañar severamente a los magos si se enfrentan cuerpo a cuerpo.
- Vigila la moral de tus tropas. Cada unidad presenta una barra de liderazgo. Si por lo que sea se vacía, perderás su control y, lo que es peor, esto le sentará mal al resto de las tropas —imagínate un batallón huyendo de la batalla que provoque que otros se pregunten qué narices hacen y sigan su ejemplo.
- La fatiga es un enemigo silencioso que empeora la efectividad de tus unidades en combate: cuerpo a cuerpo, harán menos daño/recibirán más cuerpo a cuerpo; tardarán más en recargar sus armas al atacar a distancia; las unidades de caballería no podrán cargar contra sus enemigos, etc. Soluciónalo dándoles un respiro a las tropas afectadas alejándolas del combate.
- A enemigo que huye, puente de plata, ¿no? Efectivamente, en Total War Warhammer 3 debes tomarte este refrán muy en serio, porque perseguir las unidades para acabar con ellas del todo cansará a tus tropas.
- Flanquea y evita que te flanqueen. Evidentemente, es la mejor forma de acabar con el ejército enemigo y desestructurar su formación, pero también provoca que las unidades objetivo tengan un bajón de liderazgo enorme y huyan en cuestión de segundos. ¡Aplícate el cuento, claro!
Magia aplicada al combate
- No tientes a la suerte en exceso al empezar una partida. De la misma forma que puedes llevarte un extra de puntos Vientos de la magia, también puedes ver reducida esta cantidad exageradamente. Si comienzas un encuentro con más de 12, puedes darte con un canto en los dientes.
- Lleva uno o dos magos y no más. Si lo haces, corres el peligro de quedarte sin Vientos de la magia constantemente y, por ende, de no poder lanzar hechizos. No te olvides de que por muy poderosos que parezcan, en la intimidad del acero no son tan útiles.
- Medita en qué gastar tus Vientos de la magia, porque aunque lanzar rayos, miasmas o bolas de fuego es muy espectacular y parece dañino, si no tienes tropas bien protegidas por magia, no tendrás nada. Dale prioridad a los hechizos defensivos, siempre.
- Si tu ejército depende mucho de la magia, evita los conflictos cuando los Vientos de la magia sean débiles. Piensa que de ellos depende tus reservas de magia. Si vuelves a mirar en un par de turnos descubrirás que tus magos son más o menos poderosos por la capacidad de lanzar hechizos.