Todo lo que empieza tiene que acabar, y en los videojuegos ese punto y final suele adoptar la forma de un jefe final difícil que te provoca quebrantos, tormentos, angustias estomacales y esas cosas. Los hay de todas formas, pero en esta lista nos hemos tomado la licencia poética de añadir algún reto final que se sale de lo convencional, que estamos aquí para entretener.
En otro orden de cosas, aunque tengamos la tentación de llenar la lista de jefes de los souls y demás fromsoftweradas como el Elden Ring, el mundo de los videojuegos es florido, y el de los final bosses mucho más de lo que nuestra memoria selectiva nos quiere hacer creer. Por ello, vamos a evitar caer en Sigruns, Malenias y demás jefas/es prototípicas, que anda que no hay campo para estudiar y aquí estamos para enseñar, no dar la razón como a los tontos.
Los mejores 6 jefes finales que me hicieron la vida imposible
Arma Esmeralda, de Final Fantasy VII
A pesar de que Sephiroth sea el jefe final más conocido de entre los de Final Fantasy, el que de verdad te hace sudar es más bien uno opcional, Arma Esmeralda, uno de los cinco jefes-arma que hay esparcidos por el mundo del juego, y el más poderoso de todos.
Se trata de un enorme monstruo marino que cuesta horrores de encontrar y mucho más matar. Si vas desprevenido/a, puede acabar con cualquiera de los miembros de tu equipo de una sola guantá, aparte de contar con 1 millón de puntos de salud. Para más inri, a menos que cuentes con la materia subacuática, olvídate de pasarte de los 20 minutos de combate, que te mueres.
Inferno, de Old School RuneScape
Este no es un jefe en sí, sino un reto de Old School RuneScape que te propone acabar con todas las oleadas de enemigos hasta que puedas enfrentarte a TzKal-Zuk. Hace ya cinco años que llegó al clásico MMO, y el reto era tan tremendamente complicado que el equipo de Jagex obsequió al primero en conseguirlo con una capa real para fardar con la comunidad, réplica de la capa infernal que se consigue al acabar la zona.
Para acceder a Inferno, primero es necesario completar cinco cuevas con sus combates y llevar al menos una capa de fuego, pero luego nos toca ir acabando con oleada tras oleada de moñecos, y son casi 70, así que imagina el nivel de templanza que tienes que tener, aparte de la buena gestión que tienes que hacer, tanto de los enemigos como de tus habilidades, equipo y potis.
The Devil Went Down To Georgia, de Guitar Hero 3
Through the Fire and Flames suele considerarse la canción más difícil de los Guitar Heros —con razón, porque a los propios DragonForce les cuesta tocarla en directo sin cagarla, ejem—, pero estando al nivel, una vez superada la intro, el resto es más manejable. Ahora, que The Devil Went Down To Georgia (o Jordan, según se mire) ofrece otra clase de reto que se atraganta a menos que gestiones bien el poder estrella.
Vale, es una canción de DLC y también nos acordamos de Bark at the Moon en el primer GH, donde los hamer-ons y pull-offs eran tan inflexibles que tocaba puntear cada nota a la fuerza, pero hay algo en TDWDTG que hizo que nos costara la vida terminarla. Quizá es la naturaleza de duelo virtuoso que provoca que la canción parezca una cascada de notas infinita, pero siempre la recordaremos.
Sans, de Undertale
Tremendo combate solo podía traernos tremendo temazo que fue más allá de lo jugable y forma parte del universo meme. El combate contra Sans no es troncal para Undertale, sino que de las tres rutas que podemos seguir en nuestra partida, solo la Genocida nos ofrece la oportunidad de acabar con el salao esqueleto. No te lo tomes a broma, que es uno de los retos más grandes de la década.
La primera fase no es realmente la más complicada, porque solo tienes que memorizar los minijuegos que se te proponen para superarlos uno a uno, pero la segunda, aparte de los minijuegos, tienes que ir esquivando los ataques de los blasters de Sans y lidiar con el daño de veneno que proporcionan. Se sufre, pero qué buen combate.
Operación Leviatán, de XCOM 2
XCOM 2, ya de por sí, es desesperantemente más difícil que la primera parte, por lo que la misión final, Operación Leviatán, tenía que ser acordemente complicada. Sí, no es un enfrentamiento contra un único jefe, pero haciendo la conversión al juego de combates por turnos, el tener que acabar con tres avatares en un mismo escenario es para sacarse los ojos.
Los muy desgraciados tienen poderes psiónicos, y con ellos se permiten controlar a tus propios soldados para que se vuelvan contra ti. Por otra parte, si cuentas con la expansión de War of the Chosen, como no hayas acabado con los elegidos antes de la operación Leviatán, ahí que los tendrán, y si encima juegas en Leyenda, con Hombre de hierro activado, prepárate para ir comprando un ratón nuevo, porque lo vas a destrozar a golpes.