Ya hemos recordado los mejores juegos de auténticos consolones como SNES, PSX, Nintendo 64, Wii, Megadrive, Game Boy, Sega Saturn, Gamecube, Dreamcast, PS2 o PS3, aunque hoy no vamos a hablar de una máquina de estar por casa, sino de las máquinas arcade, los míticos sistemas en los que nos dejábamos la paga en los salones recreativos.
Ha sido MUY difícil elegir tan solo 9 juegos, y estamos seguros que nos estamos dejando alguno al que le echaste muchas horas (y monedas de 5 duros). Te invitamos a que nos cuentes cuáles eran tus favoritos en comentarios.
Esta es nuestra selección de los 9 mejores juegos de arcade
Golden Axe
Los beat'em up fueron uno de los géneros que más brilló en recreativas, y aunque hay auténticas joyas como Double Dragon o el de las Tortugas Ninja, nosotros vamos a quedarnos con Golden Axe. Aunque también lo jugamos mucho en Megadrive, la experiencia de jugarlo en una máquina recreativa era insuperable.
Distintos personajes y muchos, MUCHOS enemigos a los que derrotar son solo algunas de sus señas de identidad.
Out Run
Pocos juegos se disfrutaron tanto en recreativa como el OutRun. Con el paso de los años tuvimos simuladores de conducción mucho más realistas (como Sega Rally), pero la realidad es que este título fue el que sentó las bases de lo que serían los juegos de carrera en los arcade.
Super Pang
Estamos ante otro auténtico pozo de ahorros, y es que tanto Super Pang como Super Pang 2 son dos juegos que se disfrutaban muchísimo en las salas recreativas de toda España, sobre todo si lo jugábamos junto a algún amigo. Con el paso de los niveles la cosa se iba complicando, y al final tocaba intentar ahorrar la mayor cantidad de vidas posibles en las primeras fases si no queríamos dejarnos la paga en cuestión de minutos...
The House of the Dead
Hemos tenido muchísimos juegos de disparos en arcade, pero House of the Dead es uno de los más icónicos (por no decir el que más). Las hordas de no-muertos y los icónicos jefes se convirtieron en la seña de identidad de una saga que nos obligaba a apuntar bien con las pistolas de plástico si no queríamos que la partida se acabase en un abrir y cerrar de ojos.
Puzzle Bobble
Aunque juegos como Tetris o Puyo Puyo ya exploraban este género, Puzzle Bobble está mucho más ligado a las arcades. La dinámica de juego era la cosa más sencilla del mundo: tocaba lanzar bolas del mismo color para ir eliminando los grupos y completar el nivel antes de quedarnos sin tiempo. Otro de esos títulos que recordamos con muchísimo cariño.
Snow Bros
Lo que realmente llamaba la atención de Snow Bros era la capacidad de hacer un efecto bola de nieve absolutamente demoledora: teníamos que convertir a los enemigos en bolonchos de nieve y empujar la bola. Por el camino, si la bola golpeaba a otros enemigos los destruía, y ver jugar a alguien que sepa cómo maximizar el daño era una auténtica delicia.
Street Fighter II
La escena de los juegos de lucha nació en los salones recreativos, y Street Fighter II fue el primer gran título de los fighting games. Bastantes personajes que elegir, un modo historia que se iba complicando conforme la cosa avanzaba y, sobre todo, la emoción de darnos de palos con otro jugador que también echase 5 duros. Seguimos echando de menos esa época.
Pac-Man
Aunque en la lista hay juegos razonablemente "modernos", Pac-Man probablemente sea el juego más veterano de la lista (se estrenó en 1980) que marcó un antes y un después. Pocos juegos de esa época han sobrevivido al paso del tiempo, y las búsquedas de Google evidencian una realidad: que Pac-Man se sigue jugando (y buscando), y es un título atemporal, como el Tetris.
Metal Slug
Hemos dejado para el final nuestro favorito, el niño de nuestros ojos. Es un poco trampa, porque Metal Slug es una saga con muchísimos títulos, pero los dos primeros son juegos en los que nos hemos dejado auténticas millonadas (y bien a gusto, además). Un título de acción de scroll lateral en el que había que acabar con auténticas hordas de enemigos y que contaba con algunos jefes icónicos que nos siguen flipando a día de hoy.
Seguimos revisitándolo de vez en cuando. Y sigue siendo una barbaridad de bueno.