El de la supervivencia es uno de esos géneros que han explotado en la última década (y algo más, que el tiempo pasa), pero aunque haya tantos y tan al alcance, a veces es complicado ubicar qué juegos son qué y sobre todo cuáles son los buenos, porque anda que no aparecieron montones de clones y copias que no hacían más que tratar de capitalizar la moda sin ningún escrúpulo.
Aparte de ayudarte a entender cuáles son los límites de la supervivencia, sobre todo queremos acompañarte para elegir los más interesantes del momento —prometemos no caer en los clásicos, que Minecraft y Valheim los conoce hasta tu abuelo.
¿Cómo se define un juego de supervivencia?
El primer impulso del cerebro es irse al concepto clásico de survival horror, ¿a que sí? Y llevándolo a lo más esencial, ese género también va sobre sobrevivir, pero en este caso hay una serie de variables que definen de qué forma podemos lograr este cometido, y la mayor parte de las veces el mayor riesgo es más quedarse sin comida, no tanto que te mate un ser horrible o un asesino.
Con esta definición nos ocurre un poco lo mismo que con la de los boomer shooters: estrechar los límites implica dejar fuera títulos que a la hora de la verdad se pueden identificar con el concepto troncal. A efectos prácticos, buscamos juegos en los que debemos mantener con vida a uno o varios personajes ante las inclemencias y hostilidades del entorno, sean el clima, animales más o menos feos, materiales dañinos de un mundo postapocalíptico...
5 juegos de supervivencia que no son Valheim ni Minecraft
The Long Dark
Mira, empezamos la lista con un juego que todavía trabaja algo del componente de miedo de los survival horrors, pero sobre todo su modo de juego de supervivencia te plantea hacerlo lo mejor posible en un mundo de nieve y hielo para aguantar con vida consumiendo la cantidad necesaria de calorías y manteniéndote bien abrigado/a.
Parece poco, lo sabemos, pero hay que alcanzar un frágil equilibrio entre cuánto podemos comer, cuánto nos permite desplazarnos y si podemos llegar o no a un lugar resguardado para evitar estar a la intemperie cuando oscurece y las temperaturas bajan peligrosamente. Hay que contemplar la posibilidad de que tengan lugar ventiscas o de que te encuentres lobos y osos. En serio, The Long Dark no es para turistas.
Raft
A pesar de que los juegos de supervivencia suelen operar entre el realismo y la pura suspensión de la realidad, lo de Raft ya es un paso más allá, porque nos propone sobrevivir en altamar, pero no en un barco ni en una isla desierta ni narices; en una balsa. Agárrate, que una balsa da para mucho más de lo que esperas.
Puedes hacerlo en solitario o con colegas, pero en él no solo toca comer, beber y defenderte de tiburones —sobre todo—, sino que también puedes sacarte los planos de tu vivienda ideal, porque saqueando restos del mundo que había antes puedes conseguir materiales con los que construir verdaderos palacios. De locos.
Starbound
Con Starbound entramos en ese territorio de lo enorme, lo hercúleo, lo potencial y lo exagerado, porque aunque empiezas construyendo una cabañita pocha en un lado olvidado del universo, puedes llegar a terraformar planetas enteros, llevar a cabo batallas con estaciones espaciales completas y construir ciudades bien grandes en el espacio.
Es muy fácil perderse y perder las riendas de tu tiempo con Starbound, porque para llegar lejos hace falta echar muchas horas dedicándote a montones de tareas: explorar planetas, cavar en las profundidades para encontrar dioses obscenos, asaltar otros navíos, etc. Lo que no es necesario es que te preocupes por el hambre, sobre todo si juegas en las dificultades más clementes, que bastante tienes con lo de conquistar el universo...
RimWorld
Lo de RimWorld es demencial. El objetivo es lograr que prospere una colonia perdida de la mano de Dios, y las bolas con las que tenemos que hacer malabares son los propios colonos, su hambre, sus enfermedades (desde cánceres a estreses postraumáticos), el frío, el calor, los animales, los saqueadores, la relación entre los habitantes y un larguísimo etcétera de variables que ni te esperas.
Es un juego en el que el fracaso no solo es parte del camino, sino que es el comienzo de un nuevo camino más espeluznante, o más sorprendente, o más esperanzador, o más estimulante. Se pueden crear colonias en montañas, hacer prosperar granjas de bichos que ni conoces, organizar saqueos a puestos comerciales...
Es prometedoramente abierto, y con todo da la sensación de que los desarrolladores consiguen cubrir absolutamente toda idea y mecánica que se pueda tener sobre el mundo y las interrelaciones entre sus personajes y seres habitantes. Da miedo.
Subnautica
Va, Subnautica puede ser lo más popular de toda la lista, pero no nos daba la gana dejarlo fuera porque nos encanta. El planteamiento es exactamente el que se podría esperar de un juego de supervivencia: sobrevivir y prosperar. No obstante, el grandioso reto es lograrlo en un mundo acuático.
Hay que encontrar comida y recursos bajo el mar para, potencialmente, hacernos un sitio submarino al que llegar a llamar hogar. Entre los peligros que te encontrarás no solo está la falta de oxígeno y lo complicado que resulta desplazarse en el agua, sino también una aterradora cantidad de animales en sus ecosistemas a los que no agrada tu presencia.
Para facilitarnos la vida, podemos construir vehículos, bombonas de aire y demás herramientas que nos permitan llegar más lejos y aguantar más tiempo abajo. De esta forma es viable visitar bosques de algas, adentrarse en profundas cuevas y descubrir maravillas y horrores por igual. No apto para personas que padezcan talasofobia.